miércoles, 14 de diciembre de 2011

Querida Hada Madrina : Gracias por esta oportunidad

Ya habían pasado dos días . Mis hermanas no paraban de decirme que ése hombre no me quería ; porque si así fuese ya hubiese venido a buscarme , me echaría de menos . . .
Lo que yo viví esa noche con él sólo lo sé yo y no voy a consentir que dos envidiosas me confundan con dudas estúpidas .
Estábamos echos el uno para el otro ; cada paso de baile , cada mirada . . . cómo me agarraba por la cintura y me conducía hacia él ; cada vez más juntos .
Las doce . Maldita hora . . . No quería irme ; no podía ! Solo el pensar en tener que dejarle y que alguna mujer , cualquier mujer , más bien , pudiese tocarlo como yo lo hacía . . . No ! No sería lo mismo .Ninguna de ellas apreciaría cada detalle , como lo hago yo .
Me dirigí a toda prisa hacia fuera ; subiendo las rojas escaleras . Cuando llegué a la puerta me dí cuenta de que me faltaba un zapato ; pero ya no podía entrar .
Y aquí estoy , esperando a que venga y me traiga mi zapato . . . Esperando más bien a que llegue y me diga que me vaya con él para el resto de nuestras vidas , y me saque de esta casa , en la que nadie me aprecia , en la que nadie ve cómo soy y todo lo bueno que hay en mí hacen que sea malo .
¿ Sabéis ? Pasó una semana y nadie vino a por mi . Estaba equivocada ; porque a veces esperamos mucho de una persona que no daría casi nada por nosotros .
Tuve que aguantar durante meses a mis hermanas con sus " Ya te lo dije " .
No era lo más me dolía no ... Reconozcámoslo ; era él . Fue él el que durante meses hizo que yo no fuese la misma . Se llevó , aquel día del baile , todo lo que me hacía feliz consigo .
A veces creemos que las cosas van a ser para siempre , o tal vez perfectas , y cuanta más ilusión ponemos , peor es . . .
Una noche de noviembre , llamaron a la puerta del castillo ; preguntando por una de mis hermanastras.
¡ Madre mía ! Era el príncipe de Blanca Nieves , que prometía amar a una de mis hermanas .
La tonta , que sólo quería al príncipe del baile , lo renegó y cuando el pobre se marchaba una voz salió de mi boca :
- " Quédate . Quédate porque yo sí quiero que me ames . No sé qué va a pasar entre nosotros porque tengo miedo ; miedo a que todo sea de mentira como siempre . Pero me arriesgo "
A partir de ese momento mi vida cambió , porque a veces es mejor arriesgarse hacia lo desconocido que ocecarse en conseguir lo que sabemos que nunca vamos a tener de verdad .
Soy feliz ¿ sabéis ? . . .Y poco a poco lo seré más ; lo sé . Porque príncipe que mucho promete poco dá .
Y yo no quiero mucho , no quiero promesas , yo me conformo con que cada noche el Príncipe , que antes era de Blanca Nieves , pero ahora es sólo mío , me diga :
- " Sueña con los angelitos "

viernes, 4 de noviembre de 2011

Recuerdo de una fuerte amistad .

Era una mañana fría aquella del mes de septiembre . La primera , de las muchas otras en las que , desconsoladamente , mi madre me pondría encima de la cama aquella falda de cuadros negros , grises y blancos.
La camisa , recién planchada , pasaría a ser mi fiel compañera en los consecutivos años que pasé en aquel colegio.
Caminaba como si quisiera parar el tiempo , despacio , con la esperanza de que algo pasase para no tener que desprenderme de las cálidas mañanas en mi casa ; en mi cama . Aquellas mañanas , en las que si pintaba era porque quería y no porque una mujer con gafas , mandilón rosa y aspecto marimandón me lo ordenase .
Al mirarme al espejo observé una Laura diferente , y no sólo por el peinado , que también - aquel lazo azul marino ... - sino porque en él vi mis días y lo mal que me caería tener que levantarme a las ocho de la mañana de lunes a viernes . 
Cruzando ya aquel paso de peatones , que desaparecía bajo mis pies con cierto aire chulesco , como burlándose de mi y de mis amigos los temibles nervios , me di cuenta , que más que un colegio , aquello parecía un castillo.
Torres altas , puerta grande y de madera , lámparas antiguas , baldosines blancos y negros ; gastados , como si muchos pies les pasasen por encima .
Todo era extraño para mi , y , por supuesto , extraño para aquellas dos que se escondían tras la pierna de sus respectivas madres .
Cada una con aspecto diferente , pero llamativo para mí . Una de tez morena , pelo castaño , mirada ausente ... apariencia dulce .
Otra ; piel clara , cabello negro y unas gafas que permitían ver unos ojos rabiosos . Rabiosos de querer demostrar lo fuerte y atrevida que era y lo poco que lo podía expresar en esos momentos .
Lucía y Carlota . Yo las cogí de la mano y las arrastré hacia dentro , haciéndoles ver , que , en los años que estuviésemos allí , juntas , todo lo mal que lo tuviésemos que pasar lo superaríamos así ; dándonos simplemente la mano .
Y así fue .